Por ejemplo: “Creer que todos los árabes son fundamentalistas sin siquiera haber viajado a Asia es un prejuicio”, “Deja de lado los prejuicios y anímate a usar camisas coloridas”, “Pensé que nunca me podría enamorar de una mujer de una cultura tan diferente, pero eran sólo prejuicios”.
Esto se refleja fundamentalmente en los grupos
neonazis o de ultraderecha que defienden la supremacía de la raza
blanca y que apuestan por “acabar” con los homosexuales, los indigentes,
las personas de color…
De esta manera, existen multitud de acciones, de ideologías y de tendencias a lo largo de la Historia que son fruto precisamente de prejuicios. Este sería el caso de la esclavitud, la homofobia, el antisemitismo, el machismo, el racismo, el sexismo o la Santa Inquisición.
En concreto, además de todo lo expuesto, podemos dejar patente que existen dos tipos claros de prejuicios:
Sociales. Dentro de esta categoría se pueden destacar, por ejemplo, los prejuicios que se tienen acerca de los hombres y de las mujeres en muchos aspectos de la vida.
Raciales. Como su propio nombre indica, son aquellos que se establecen en base al color de la piel de las personas. Así, hay quienes rechazan a personas de raza negra simplemente porque sus opiniones sobre ellas se sustentan en estereotipos e ideas sin sentido.
Para la psicología, los prejuicios cognitivos son distorsiones que alteran el modo en que las personas perciben la realidad. Varios de estos procesos fueron verificados de forma empírica por los científicos. Los prejuicios llevaron a la Iglesia católica a rechazar, en su momento, evidencias científicas que comprobaban que la Tierra giraba alrededor del sol, entre muchas otras.
En sus orígenes, el término hacía referencia a la impresión obtenida a partir de un molde construido con plomo. Con el correr de los años, su aplicación se volvió metafórica y comenzó a utilizarse para nombrar a un conjunto de creencias fijas que un grupo tiene sobre otro. Se trata de una representación o un pensamiento inalterable a lo largo del tiempo, que es aceptado y compartido a nivel social por la mayoría de los integrantes de un grupo.
De esta manera, existen multitud de acciones, de ideologías y de tendencias a lo largo de la Historia que son fruto precisamente de prejuicios. Este sería el caso de la esclavitud, la homofobia, el antisemitismo, el machismo, el racismo, el sexismo o la Santa Inquisición.
En concreto, además de todo lo expuesto, podemos dejar patente que existen dos tipos claros de prejuicios:
Sociales. Dentro de esta categoría se pueden destacar, por ejemplo, los prejuicios que se tienen acerca de los hombres y de las mujeres en muchos aspectos de la vida.
Raciales. Como su propio nombre indica, son aquellos que se establecen en base al color de la piel de las personas. Así, hay quienes rechazan a personas de raza negra simplemente porque sus opiniones sobre ellas se sustentan en estereotipos e ideas sin sentido.
Para la psicología, los prejuicios cognitivos son distorsiones que alteran el modo en que las personas perciben la realidad. Varios de estos procesos fueron verificados de forma empírica por los científicos. Los prejuicios llevaron a la Iglesia católica a rechazar, en su momento, evidencias científicas que comprobaban que la Tierra giraba alrededor del sol, entre muchas otras.
ETEREOTIPOS
Según la definición que se recoge en la RAE, un estereotipo consiste en una imagen estructurada y aceptada por la mayoría de las personas como representativa de un determinado colectivo. Esta imagen se forma a partir de una concepción estática sobre las características generalizadas de los miembros de esa comunidad.
or atributos similares
que el de los nativos. De hecho, gracias a la difusión de dichos
estereotipos es que este colectivo fue utilizado para luchar a favor de
ideas que ciertamente no los representaba.
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