INTRODUCCIÓN
El propósito del presente trabajo dar a conocer la importancia que tiene el dinero no solo en nuestro país sino en el ámbito mundial.
La palabra Dinero es derivada del latín denarium, el cual era una moneda que utilizaron los romanos para realizar sus actividades comerciales.
En la antigüedad el cambio se realizaba con el trueque o cambio indirecto en el cuál se intercambiaban mercancía por mercancía. Pero conforme las sociedades fueron creciendo las necesidades aumentaron por lo cual se hizo necesario que existiera un medio de intercambio más general al principio se utilizaba cacao, ostras, sal o metales preciosos; pero conforme fue evolucionando el dinero, surgieron necesidades de que fuera portátil y duradero.
La aparición del dinero constituye uno de los grandes avances de la civilización humana en toda su historia, en el contenido de este trabajo se manejaran términos usuales para nosotros, ya que nos habla de un medio de cambio que utilizamos muy frecuentemente.
¿QUÉ ES EL DINERO?
Cualquier medio de cambio generalmente aceptado para el pago de bienes y servicios y la amortización de deudas. El dinero también sirve como medida del valor para tasar el precio económico relativo de los distintos bienes y servicios. El número de unidades monetarias requeridas para comprar un bien se denomina precio del bien. Sin embargo, la unidad monetaria utilizada como medida del valor no tiene por qué ser utilizada como medio de cambio. Durante el periodo en que América del Norte era una colonia, por ejemplo, la moneda española era un importante medio de cambio mientras que la libra esterlina británica era el patrón de medida del valor.
1.1 Conceptos de lo que conocemos como el dinero
1. -Dinero es cualquier cosa que los miembros de una comunidad esté dispuestos a aceptar como pago de bienes y deudas".
2. -Es un medio de pago de aceptación general. Esta proviene de la autoridad pública y de las costumbres. Cualquier mercancía susceptible de ser usada como medio de cambio, como patrón común de los precios de las demás mercancías y como medio de realización de pagos diferidos. Su valor debe ser por lo tanto, estable, aunque en la actualidad la inflación, con el consiguiente aumento de precios, reduce constantemente su poder adquisitivo.
3. -Dinero es cualquier cosa que los miembros de una comunidad esté dispuestos a aceptar como pago de bienes y deudas".
4. -Dinero son los billetes y monedas de circulación legal en un país, en poder del público, más los depósitos bancarios en cuenta corriente movilizados mediante el cheque.
1.2 Función del dinero
La función elemental del dinero es la de intermediación en el proceso de cambio. El hecho de que los bienes tengan un precio proviene de los valores relativos de unos bienes con respecto a otros.
Las funciones que cumple El Dinero Son:
Patrón monetario. Regulación de la cantidad de dinero en circulación en una economía, a través de una paridad fija con otro elemento central que lo respalda, que puede ser un metal precioso o una divisa fuerte de aceptación generalizada en el ámbito internacional para todo tipo de transacciones comerciales.
TRUEQUE
Existen una persona “X” y otra persona “Y”. En caso de que “X” quiera realizar un intercambio con “Y”, X debe tener algo para cambiar que “Y” quiera, todo ello partiendo de la premisa básica de que “X” y “Y” deben querer negociar al mismo tiempo y por cantidades simbólicas iguales. Así pues, podemos concluir que, para poder realizar intercambios entre personas, debía existir una doble coincidencia de deseos y necesidades de intercambio, lo cual era muy difícil de encontrar, aunque no sobra decir que, aun cuando el funcionamiento del trueque fuese muy complicado, éste ya significaba un avance de las sociedades autosuficientes.
En vista de lo anterior, se hizo evidente la necesidad de crear o encontrar algún medio que sirviera para valorar todas las mercancías y servicios que existían en los mercados y que fuera, igualmente, aceptado por todas las personas como forma de pago por sus mercancías. Lo anterior implicaba encontrar una mercancía que “X” estuviera dispuesto a cambiar por su producto y, luego, con esta mercancía, le pagara a “Y” por su producto, mientras, a la vez, éste la aceptara como forma de pago y estuviera dispuesto a utilizarla en sucesivas transacciones.
Los fenicios fueron uno de los primeros pueblos de la antigüedad que fundaron colonias y factorías. Las colonias eran territorios conquistados o adquiridos, donde se establecía una parte de la población fenicia en forma permanente. Con el tiempo, algunas desarrollaron una vida propia y compitieron incluso con su ciudad fundadora.
Los fenicios estuvieron divididos en múltiples ciudades-estados. Cada una de ellas era independiente del resto, con sus propias instituciones y sus intereses diferentes. Cada ciudad tenía un rey. Su poder no era absoluto, ya que existían otras instituciones como el Consejo de Ancianos, con el que debían compartir sus decisiones. En la cúspide de la sociedad fenicia estaban los comerciantes adinerados, que ocupaban los cargos de gobierno y manejaban los resortes del poder. El resto de la población lo componían los artesanos, los cargadores y los tripulantes de las naves. También había esclavos.
Los fenicios eran hábiles navegantes y comerciantes. Desarrollaron una importante actividad mercantil convirtiéndose prácticamente en los dueños del Mediterráneo en los siglos XI a VIII a.C. Para sus transacciones utilizaban el trueque. Esto se debió sobre todo a que los pueblos con los que comerciaban no conocían la moneda.
2.1 Trueque Mudo
Según referencias del historiador griego Heródoto, los fenicios solían practicar el "trueque mudo". ¿En que consistía? Era una manera original de negociar sin tener contacto directo con los compradores. Los fenicios se acercaban a una costa, dejaban sus productos en la playa y regresaban a sus naves. Los habitantes del lugar se aproximaban para observar las mercaderías, ponían junto a ellas el valor que consideraban justo, ya sea mercancía o en metales preciosos, y se retiraban. Los fenicios entonces se dirigían nuevamente a la playa, y si el precio les parecía adecuado, lo tomaban y dejaban la mercadería. Si el precio no los convencía, volvían a sus barcos a esperar otra oferta.
Las relaciones comerciales de los fenicios fueron de tal magnitud que podría afirmarse que todo el mundo antiguo comerció con ellos.
HISTORIA DEL DINERO
Desde tiempos remotos el hombre ideo sistemas para dar valor a las cosas y poder intercambiarlas, primero se utilizó el trueque, después el intercambio y luego surgió el dinero.
¿Qué tienen en común las conchas marinas, las semillas de cacao, las piezas de ámbar, marfil o jade, las cuentas ornamentales, los clavos, la sal y el ganado vacuno? Es muy sencillo. Todos éstos, y cientos de otros objetos heterogéneos, alguna vez sirvieron como instrumentos de intercambio y medios de pago, sobre todo antes de inventarse la acuñación de monedas. Sin embargo, aun después de enraizada la cultura monetaria en los pueblos antiguos, la moneda no siempre llegó a desplazarlos totalmente.
Si hoy hablamos de salario, es porque en un tiempo los soldados de la Antigua Roma recibían su paga en sal, y si usamos las palabras pecunia y pecuniario, es porque el ganado, también en Roma, se usó como medio de intercambio, y pecus, en latín, significa "ganado". Por eso, implantada la moneda, los romanos hablaban de pecunia pesata cuando las monedas se pesaban para determinar su valor, y de pecunia numerata cuando, en una fase más avanzada, ya no había que pesarlas, pues se les asignaba un valor numérico fijo.
La historia del dinero rebosa de datos curiosos como éstos, pero cabe preguntar: ¿quién inventó el dinero, y dónde y cuándo se inventó?
El concepto no tuvo origen único, ya que se desarrolló independiente en muchas áreas del mundo, remotas entre sí, y en distintas épocas. Surgió además, por razones que no fueron sólo económicas y comerciales, sino políticas, religiosas y sociales (por Ej. Pagar tributos que los gobernantes exigían, presentar ofrendas a los dioses, comprar una esposa, pagar la dote al novio, o indemnizar a víctimas de delitos).
La tendencia de los seres humanos a intercambiar cosas entre sí con la intención de atender necesidades no cubiertas, parece formar parte de su propia condición y viene siendo actividad básica en todas las culturas desde el principio de los tiempos conocidos. Muchos y muy diversos son los elementos, siempre tomados de la naturaleza, que las sociedades han asumido como medida de valor o patrón de referencia, hasta que, buscando estabilidad y control por parte de los poderes públicos, llegaron las monedas.
3.1 Primeros tipos de dineros:
País
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Tipo de moneda
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China
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Arroz
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Papúa-Nueva Guinea
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Dientes de perro
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China
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Pequeños utensilios
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Ghana
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Guijarros de cuarzo
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Hong Kong
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Fichas de juegos
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India
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Conchas de cauri
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Tíbet
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Discos metálicos
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Isla Yap
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Discos de piedra caliza
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La historia nos demuestra la existencia del dinero en diferentes formas. A continuación enumero algunos de los diferentes tipos de dinero a través de la historia.
3.1.1 Tipos de dineros
Hierro
Cobre
Bronce
Vino
Ron
Maíz
Sal
Caballos
Ovejas
Cabras
Caparazón de Tortugas
Dientes de Delfín
Barbas de Ballena
Colmillos de jabalí
Plumas de pájaros carpinteros
Plumas
Vidrio
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Mostacillas (cuentas de madreperla)
Ollas
Melaza
Tabaco
Herramientas Agrícolas
Piedras redondas sin centro
Barra de sal cristalizada
Caparazón de caracol
Juego de cartas
Cuero
Oro
Plata
Cuchillos
Botes
Resina
Arroz
Vacas
Esclavos
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3.2 Primeros tipos de monedas:
CONCHAS
Usadas como moneda durante miles de años en grandes zonas de África, el Océano Indico y Oceanía.
Las conchas de caurí se usaron como medio de pago en la India, en el Medio Oriente y en China, continuando en circulación en los tiempos históricos en gran parte de Asia, África y en las islas del Pacífico, en un área que iba desde Nigeria hasta Siam y desde Sudán hasta las Nuevas Hébridas. Todavía hoy su uso no se ha extinguido del todo; cuando los japoneses invadieron Nueva Guinea en 1942, distribuyeron gratuitamente cauríes, de tal forma que causaron un descenso en su valor, perjudicando la estabilidad económica y financiera de la zona.
CACAO
Moneda en la América precolombina y en los primeros años de la colonización. Estas almendras de cacao utilizadas como moneda dieron lugar a fraudes a base de vaciar, con gran cuidado, el interior de la semilla para rellenarla, posteriormente, con arena.
PLUMAS EXÓTICAS
Diversas culturas de la América prehispana hicieron uso de las plumas de aves exóticas como el quetzal y otras. Hasta comienzos de la colonización española, muchas de las culturas precolombinas hicieron uso de estas plumas de aves exóticas.
SAL
Amplias zonas del mundo, fundamentalmente desérticas, usaron la sal de la roca como valor de referencia en sus intercambios comerciales. Durante el imperio romano el trabajo se pagaba con sal puesto que este es un producto imprescindible para la conservación de alimentos. De ahí viene que actualmente utilicemos la palabra SALARIO.
ÁMBAR
Resina fósil, se utilizó como moneda en el mundo antiguo junto con otros minerales o rocas como el sílex tallado. Resina fósil de los árboles de hace 300 millones de años, utilizada como moneda en la antigüedad, tanto por su belleza como por su durabilidad. Actualmente se utiliza fundamentalmente en joyería. En ocasiones estas piezas incluyen fósiles de insectos. Concretamente en Peñacerrada (Araba) se ha encontrado recientemente un yacimiento de este tipo. El yacimiento más importante está en la costa sur y oriental del mar Báltico.
PIELES
Han convivido con el dinero convencional en amplias zonas del mundo casi hasta nuestros días. Además de su utilidad para protegerse del frío, las pieles de muchos animales se han utilizado en diferentes regiones y épocas a lo largo de la historia como moneda de intercambio de otros bienes.
CEREALES
Junto con las legumbres, han sido desde antiguo patrón de intercambio en culturas no relacionadas entre sí: México, China, Egipto, etc. En las islas Filipinas, hasta hace muy poco tiempo se utilizaba el arroz como patrón de cambio.
ESPECIAS
La escasez de especias en Europa las convirtió en elemento de intercambio desde antes de la edad media. Las especias venidas de Oriente fueron muy valoradas por su escasez y variadas aplicaciones, lo que las convirtió en un valioso instrumento de cambio. La ruta de las especias dio lugar a los grandes descubrimientos durante el Renacimiento.
COBRE
Metales no preciosos como el cobre y el hierro, en forma de varillas y utensilios, se usaron como dinero para pagos menores. El uso de los metales como base y medida de valor dentro de las transacciones se generaliza dada su inalterabilidad, maleabilidad, divisibilidad, etc. Además, eran aceptados en casi todos los mercados.
PLATA
Metal precioso que, en crudo, en polvo o batido, circuló de mano en mano, siendo su peso el criterio de intercambio. Su escasez le otorga un mayor valor, lo que resulta ventajoso para evitar ir cargando con el peso que supondría su equivalente en bronce o en hierro. En la época medieval, la plata fue más valiosa que el oro. Hoy la plata se utiliza en electrónica, para platear en joyería, y en la industria fotográfica.
ORO
Su importancia como medio de pago le viene dada por escaso y perdurable. Su uso, atendiendo sólo al peso, se extiende hasta la actualidad. La fiebre del oro llevó a las gentes a vivir en zonas de la Tierra que van desde el Ártico helado hasta el desierto abrasador. El oro ha sido patrón de valor hasta hace pocos años en Europa, y su mercado sigue moviendo mucho dinero en nuestros días. Al igual que en el resto de metales era valorado según su peso.
MONEDAS
Su aparición soluciona el doble problema de peso y número hasta ahora resuelto separadamente. El valor de las piezas de metal estaba relacionado con su peso. Para evitar esta incomodidad nace la moneda. De esta manera, su valor se rige por sus inscripciones y dibujos.
LA MONEDA (ACUÑACIÓN)
Las primeras monedas que se conocen, se acuñaron en Lidia, la actual Turquía en el Siglo VII A. de C., eran de electro aleación natural de oro y plata, ya que para todos los pueblos el oro era el metal mas valioso seguido de la plata, patrón que se traslado a la fabricación del dinero.
Durante siglos en Grecia, casi 500 Reyes y 1.400 ciudadanos, acuñaron sus propias monedas, y se estableció la costumbre de adornar cada moneda con el dibujo de su emblema local y se creó el primer sistema monetario unificado, que, con la caída del imperio se derrumbó, entonces obispos, nobles, propietarios y diversas localidades se dedicaron a acuñar monedas, esta dispersión fue habitual hasta la época de CARLO MAGNO, que reformó el sistema en el siglo VIII y devolvió el control de su emisión, al poder central.
El pionero en utilizar billetes, fue el emperador mongol, KUBALI KHAN en el Siglo XI, para él, era el certificado de propiedad de una cantidad de monedas de oro en Europa, en sus inicios, los billetes eran certificados sobre la existencia de un depósito de oro en un banco.
A finales del Siglo XVI, cuando el publico empezó a usarlo para saldar deudas y realizar pagos, los bancos emitieron certificados por cantidades fijas, los primeros billetes oficiales se emitieron en 1694, por el Banco de Inglaterra, así nació un nuevo tipo de dinero, el fiduciario, a diferencia de las monedas de la época el billete solo tenía valor representativo.
Históricamente, nació primero la cédula del Banco Nacional de San Carlos 1798, segundo, la primera emisión de billetes del Banco de España 1856 y tercero, los billetes de 50 Pts., que circularon en la republica española de 1931.
LA HISTORIA DE LA MONEDA MEXICANA
Medios de cambio indígenas
A la caída de Tenochtitlan y establecimiento de los españoles en 1521, éstos tuvieron la necesidad de numerario para la realización de sus transacciones comerciales; como la poca moneda que poseían no era suficiente a sus necesidades, hubieron de adaptarse al uso de los Medios de Cambio Indígenas, que a la sazón eran: mantas de algodón o "patolcuachtli", cañones de plumas de ánade rellenos de polvo de oro, cuentas de jade o "chalchihuitl", pequeñas hachuelas o tajaderas de cobre y granos de cacao utilizados por cuenta o por carga. Este último era el medio más difundido y se utilizó en algunas regiones del país hasta bien entrado el siglo XIX.
La guerra de independencia (1810 - 1821) Acuñaciones realistas
Tres siglos de denominación colonial ocasionaron las contradicciones sociales y políticas que habrían de desembocar en 1810 en la Guerra de Independencia. El movimiento armado provocó que la economía se retrajera, que los capitales españoles salieran del país o se atesoraran. Los bandos realistas e insurgentes se vieron obligados a emitir su propia moneda de necesidad para solventar el costo de la guerra; estas piezas, a veces acuñadas en Casas de Moneda Provisionales y otras en talleres improvisados, inundaron la circulación.
Se acuñaron monedas realistas con diversos troqueles, en ocasiones con improntas diferentes a la moneda oficial, en las Casas de Moneda Provisionales establecidas para ese fin en diversas localidades, principalmente las más cercanas a los reales mineros, pues la guerra, por una parte, había cortado los caminos hasta la capital y, por otra, las "Conductas" que transportaban los metales eran presa continua de bandoleros o indios insurrectos.
Si los realistas contaban para sus acuñaciones de necesidad con los metales extraídos de las ricas minas de la Nueva España, los insurgentes en cambio echaron mano de todo tipo de metales para cubrir sus necesidades de circulación.
Piezas Insurgentes Moneda de Morelos
Es importante señalar que el General Morelos, al carecer de metales preciosos, acuñó por vez primera en nuestra historia moneda fiduciaria, cuyo valor facial era superior al valor intrínseco; es además, la primera moneda en la cual desaparecen las divisas realistas. El anverso de estas piezas, de burda factura, presenta el monograma de Morelos acompañado de la denominación y del año de acuñación; en el reverso se aprecia un arco con flecha y debajo la palabra SUD. Estos elementos se acompañan de numerosos y variados ornamentos. Tanto insurgentes como realistas utilizaron el expediente de resellar las monedas de ambos bandos.
Otras Monedas Insurgentes
Además de la copiosa acuñación de Morelos, otros jefes insurgentes fundieron o troquelaron sus propias monedas; destacan por su importancia y variedad las emitidas por la Junta de Zitácuaro en las cuales aparece, por vez primera, el águila mexicana sobre un puente.
Acuñación imperial de Iturbide Primer Imperio (1822 - 1823)
Durante el Imperio de Iturbide se acuñaron dos tipos de monedas de oro y plata en las denominaciones de ocho y cuatro escudos y de ocho, dos, uno y medio real; el primer tipo presenta en el anverso el busto desnudo del Emperador con la leyenda AGUSTINVS DEI PROVIDENTIA; en el reverso, un águila coronada: mirando a la izquierda y con las alas extendidas, parada sobre un nopal entre macanas y carcajes cruzados; la leyenda continúa del anverso: MEX. I. IMPERATOR CONSTITUT. El segundo tipo con el mismo anverso pero con un reverso diferente en el que cambia el diseño del águila.
Moneda de Maximiliano Segundo Imperio (1864 - 1867)
Acuñada dentro del sistema decimal y en las zonas dominadas por la Intervención, la moneda Imperial adoptó el mismo diseño para las piezas de oro y plata, cuyo anverso ostenta el perfil del emperador y la leyenda MAXIMILIANO EMPERADOR; en el reverso el escudo imperial y la leyenda IMPERIO MEXICANO, la denominación y el año. El diseño de estas piezas, entre las más bellas de México, se debe a Sebastián Navalón, Cayetano Ocampo y Antonio Spíritu. Las piezas de plata de diez y cinco centavos y las de cobre de un centavo presentan un diseño más sencillo.
República Mexicana (1823 - 1905) Casa de México y Casas Foráneas
Al triunfo de la República sobre el Imperio se regularizó la acuñación monetaria del país, tanto en la Casa de Moneda de México como en las Casas de Moneda Foráneas que a lo largo del siglo XIX se establecieron en distintos puntos del territorio nacional. Según las necesidades de circulación y exportación de moneda, dichas casas llegaron a sumar catorce y tuvieron variados períodos de amonedación.
La moneda mexicana lleva, de 1823 a la fecha, el escudo nacional en el anverso, que en este período se acompañó de la leyenda REPUBLICA MEXICANA, mientras que el reverso ha sufrido varias modificaciones. Las monedas de oro en sistema octaval presentan un brazo que sostiene en una vara un gorro frigio sobre un código abierto y la inscripción LA LIBERTAD EN LA LEY; las primeras monedas de plata con denominaciones en reales ostentan un gorro frigio radiante. Por último, los reversos de las monedas de oro y plata con denominación decimal ostentan, en el reverso, una balanza bajo un gorro de la libertad. Las Casas Foráneas acuñaron con los mismos diseños que la Casa de México, cambiando solamente la ceca; en cobre, estas casas tuvieron libertad para escoger sus diseños.
Medio de cambio universal Contramarcas y Chops
Piezas contramarcadas en el extranjero que corrieron en los mercados de Oriente, desde finales del siglo XVI hasta el siglo XIX y aún a principios del siglo XX. La moneda mexicana tuvo, merced a estas contramarcas o resellos, curso legal en los mercados de Europa, América y principalmente Oriente; donde los comerciantes chinos, para certificar la buena ley de la moneda y protegerse de falsificaciones, acostumbraron estampar sobre el campo de las piezas pequeñas marcas llamadas chops.
Monedas de la revolución (1910-1917)
Al finalizar el siglo XIX, después de un período de casi treinta años de relativa paz, instaurada a sangre y fuego por el régimen porfiriano, se hicieron patentes las cada vez mayores diferencias económicas y sociales que padecía el pueblo mexicano. Como bien decía Don Francisco Bulnes "La paz reinaba en las calles, pero no en las conciencias", y bastó un pequeño descuido del general Porfirio Díaz para que estallara la revolución que habría de abatir el régimen dictatorial. Como en tiempos de la independencia, el numerario escaseó y esta vez fueron los bandos revolucionarios quienes recurrieron al expediente de acuñar su propia moneda, entre la cual se encuentran piezas verdaderamente curiosas y apreciadas por los coleccionistas; destacan las emisiones villistas, zapatistas y del Estado Libre y Soberano de Oaxaca.
Tlacos
Además de la acuñación oficial, hecha tanto en la Casa de Moneda de México como en las Casas Foráneas, existió otro tipo de acuñación, la cual proliferó desde la época colonial debido a la falta de moneda menuda, pues la denominación más baja, que era un cuarto de real, resultaba muy alta para las compras de las clases desposeídas; de manera que los comerciantes adoptaron la costumbre de acuñar su propia moneda. Pronto las negociaciones mineras y haciendas siguieron esta costumbre y a esta moneda se le llamó genéricamente "tlaco", voz náhuatl cuyo significado es "la mitad".
Moneda regional y municipal
Las piezas de cobre regionales y municipales fueron emitidas por autoridades locales a fin de resolver la falta de moneda fraccionaria. Los tlacos de minas, haciendas y otras negociaciones, que fueron emitidos por particulares, tuvieron circulación más restringida que las municipales, pues eran admitidas casi exclusivamente por la entidad emisora.
Moneda de los Estados Unidos Mexicanos (1905 - actual)
La baja mundial del precio de la plata, debida a una sobreproducción de este metal y a la adopción del patrón oro por muchos países, obligó a México a modificar su acuñación, principalmente al reducir la ley de sus monedas de plata a 800 milésimos; estas transformaciones quedaron comprendidas dentro de la Ley Monetaria de 1905. Destacan, entre el extenso repertorio de monedas de este período, algunas piezas conmemorativas que han alcanzado fama internacional gracias a su espléndida factura, rareza y diseño; entre ellas están el centenario de 50 pesos y el azteca de 20 pesos oro.
El año de 1905 señala también un cambio radical en la moneda mexicana. Se acuñaron, entre otras, piezas de oro con el perfil de Don Miguel Hidalgo en denominaciones de diez, cinco y dos y medio pesos con ley de 900 milésimos y se utilizó por primera vez la leyenda ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
Las primeras piezas conmemorativas fueron el peso de 1910, conocido como "caballito", y el Centenario de 1921. De 1921 a la fecha la acuñación ha sido continua, se han troquelado una gran cantidad de denominaciones desde 1 centavo hasta 5,000 pesos, además de las denominadas en nuevos.
¿CUÁNDO APARECE EL PAPEL MONEDA?
Otra vez los chinos fueron los primeros. Ya en el siglo IX d.C., durante la dinastía Tang, aparecieron los primeros bancos en los que la gente depositaba sus monedas y a cambio se le extendía un certificado por el importe depositado que servía como medio de pago. Así la gente no tenía que movilizarse con las pesadas piezas de plata. En Occidente recien en el siglo XIV comenzó a utilizarse este sistema que llegó a imponerse con el tiempo.
En la historia de la moneda como medio de intercambio, cuyos orígenes se remontan al siglo VII antes de Cristo, el uso del papel como soporte físico del dinero es relativamente reciente, ya que no se tiene constancia del mismo hasta el siglo VII de nuestra era, en la China de la Dinastía Tang.
En Europa habrá que esperar hasta el siglo XVII para que surjan los primeros ejemplos de papel moneda, ya sea por su expresa impresión o porque el uso los dio dicha condición, como es el caso de los pagarés o promesas de pago contra una cantidad depositada en los comercios especializados que empezaron a denominarse bancos. Previamente se había generalizado la custodia del oro y de las joyas de las familias adineradas por parte de los orfebres, quienes entregaban resguardos con su firma y sello a los depositantes. Al igual que los pagarés, tales resguardos acabarían siendo aceptados como medios de pago en las transacciones. El uso de ambos documentos hacía más rápidos y seguros los intercambios, al evitar tener que cargar con pesadas piezas de oro o plata en los largos y peligrosos viajes de la época.
Durante el siglo XVIII se irán fundando bancos para satisfacer las necesidades financieras de los estados y los particulares, sustituyéndose gradualmente sus emisiones iniciales de pagarés, vales, bonos, etc., por billetes. Así, en nuestro país, el Banco de San Carlos, antecedente del Banco de España, lanzó su primera emisión de billetes en 1783. Con todo, habrá que esperar al siglo XIX y al enorme impulso que recibieron los bancos con la gran demanda financiera que la revolución industrial trajo consigo, para que el papel moneda se afiance definitivamente.
En 1874 el Banco de España se establece como único banco emisor nacional. Por entonces, en cada país, eran múltiples los bancos que emitían sus propios billetes, garantizando muy difícilmente la convertibilidad de los mismos con sus reservas de metales preciosos. Es la centralización de la emisión de un solo banco controlado por los gobiernos, unida a los avances en las artes gráficas, lo que permite apreciar en el papel moneda su utilización como testimonio del “espíritu oficial” de la época: junto a la expresión de su poder liberatorio en el pago de las deudas, en sus anversos y reversos se representan unos personajes contemporáneos o históricos, anónimos o distinguidos, monumentos, paisajes,... que no son sino símbolos propuestos por el poder político del momento como síntesis representativas e idealizadas de identificación colectiva.
¿QUIÉN DETERMINA CUANTO VALE EL DINERO?
Para que un rectángulo de papel de colores y dibujitos -que eso es definitiva un billete- tenga un valor determinado que excede en mucho a su valor en sí, hacen falta varias cosas. Si te fijas en los billetes vas a ver una leyenda que dice "convertibles de curso legal". Esto quiere decir que puedes convertir tus pesos en igual cantidad de dólares. Esto es porque el dinero argentino, como el de casi todo el mundo, está respaldado en dólares, como antes estaba respaldado en oro. Es decir que la suma de todo el dinero que circula en el país debe ser igual a la cantidad de dólares depositados en el Banco Central de la República Argentina. Si hubiera más pesos circulando que dólares en el tesoro, esos pesos no tendrían respaldo y valdrían cada vez menos, a esto se lo llama inflación.
El billete del primer imperio
Al consumarse la Independencia en 1821, México adoptó un gobierno monárquico encabezado por el caudillo criollo Agustín de Iturbide, quien enfrentó una severa penuria económica, producto de los once años de guerra. Para resolver esa situación, Iturbide ensayó diversos mecanismos: concedió grandes facilidades a la producción minera, recurrió a préstamos forzosos, al descuento de los sueldos de civiles y militares y al incremento de los impuestos; sin embargo, los resultados de tales disposiciones no fueron los esperados para solventar los crecientes gastos de la Corte e incluso resultaron contraproducentes, ya que incrementaron el desprestigio del Emperador. Como recurso extremo se recurrió a la emisión de papel moneda (20 de diciembre de 1822). Estos billetes, que son la primera emisión oficial mexicana, se consideran también los primeros provisionales entre los billetes de necesidad de este país. Estas piezas están impresas por una sola cara, en papel blanco de forma casi cuadrada, ostentan la leyenda IMPERIO MEXICANO y se emitieron en las denominaciones de 1, 2 y 10 pesos. La suerte de los billetes no fue distinta a la de las otras disposiciones dictadas por el gobierno imperial: jamás fueron aceptados por el público usuario, acostumbrado al manejo de moneda metálica; además, se prestaron a malos manejos entre funcionarios y pagadores y se sumaron a los motivos de descrédito de este gobierno. Muchas fueron las causas de la rápida caída del régimen iturbidista, pero ,sin duda, el fracaso de su política hacendaria y monetaria fue fundamental.
El billete republicano de 1823
En 1823, México se constituyó en República Federal. El nuevo gobierno intentó enmendar los errores hacendarios del Imperio y restaurar la confianza del público en los manejos financieros del gobierno; así, terminó con los préstamos forzosos y retiró de la circulación al billete imperial, entre otras medidas. Sin embargo, la grave penuria del erario no se resolvió y se decidió, nuevamente, emitir papel moneda para el financiamiento estatal. En esta ocasión, para intentar frenar el rechazo popular a este medio de pago, se acordó imprimirlo sobre bulas papales canceladas, ya que se esperaba su aceptación dada la religiosidad del mexicano. El resultado no fue distinto al obtenido por Iturbide: el billete no gozó de la aceptación del público usuario y pronto tuvo que ser retirado de la circulación.
Los bancos privados de emisión
Varias décadas hubieron de transcurrir después de los fracasos monetarios del Imperio y de la República, para que se aceptara el papel moneda en México. No fue sino hasta 1864, durante el Imperio de Maximiliano de Habsburgo, cuando se retomó el proyecto emisor de billete, pero ahora bajo condiciones distintas: el responsable de la emisión sería un banco privado, El Banco de Londres, México y Sudamérica, y los billetes serían de aceptación voluntaria. En esta ocasión, el éxito del billete fue grande; incluso, en ciertos medios, llegó a ser preferido a la moneda metálica.
A la caída del Imperio y con la Restauración Republicana la emisión de billete encontró condiciones favorables, especialmente durante el largo gobierno del general Porfirio Díaz (1877-1911). Entonces se estableció, conforme a la Ley de Instituciones de Crédito de 1897, un firme, funcional y organizado sistema bancario en el que cada estado de la República contó con, cuando menos, un banco privado emisor de billete, además del Banco Nacional de México con presencia en la República entera y del de Londres y México, cuya concesión fue ratificada. De esta manera, México adoptó al billete como medio pago de aceptación generalizada. Los billetes de estos bancos se emitieron, con el respaldo metálico correspondiente, en denominaciones de 1, 5, 10, 20, 50, 100, 500 y 1000 pesos y eran fabricados por empresas extranjeras especializadas como Bradbury, Wilkinson & Company, American Bank Note Company y American Book & Printing Company. Al fin, el billete de banco fue aceptado por el público usuario.
Los bancos privados de emisión
Varias décadas hubieron de transcurrir después de los fracasos monetarios del Imperio y de la República, para que se aceptara el papel moneda en México. No fue sino hasta 1864, durante el Imperio de Maximiliano de Habsburgo, cuando se retomó el proyecto emisor de billete, pero ahora bajo condiciones distintas: el responsable de la emisión sería un banco privado, El Banco de Londres, México y Sudamérica, y los billetes serían de aceptación voluntaria. En esta ocasión, el éxito del billete fue grande; incluso, en ciertos medios, llegó a ser preferido a la moneda metálica.
A la caída del Imperio y con la Restauración Republicana la emisión de billete encontró condiciones favorables, especialmente durante el largo gobierno del general Porfirio Díaz (1877-1911). Entonces se estableció, conforme a la Ley de Instituciones de Crédito de 1897, un firme, funcional y organizado sistema bancario en el que cada estado de la República contó con, cuando menos, un banco privado emisor de billete, además del Banco Nacional de México con presencia en la República entera y del de Londres y México, cuya concesión fue ratificada. De esta manera, México adoptó al billete como medio pago de aceptación generalizada. Los billetes de estos bancos se emitieron, con el respaldo metálico correspondiente, en denominaciones de 1, 5, 10, 20, 50, 100, 500 y 1000 pesos y eran fabricados por empresas extranjeras especializadas como Bradbury, Wilkinson & Company, American Bank Note Company y American Book & Printing Company. Al fin, el billete de banco fue aceptado por el público usuario.
El billete durante la revolución de 1910
La Revolución antiporfirista iniciada en 1910 habría de llevar a México, nuevamente, la escasez de numerario y el descrédito del billete de banco. Con la lucha armada se retiraron de la circulación enormes cantidades de moneda metálica y, por si fuera poco, resurgió el rechazo al billete de banco.
El general Victoriano Huerta - quien a través de un golpe de estado destituyó y asesinó, en febrero de 1913, a Francisco I. Madero, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos - ordenó a los bancos privados de emisión entregar el respaldo metálico de los billetes a su gobierno y emitir cantidades desorbitadas de billetes sin ningún respaldo. Así, el sistema bancario mexicano construido con grandes dificultades se desmoronó rápidamente y con él, el uso y la aceptación del billete.
No obstante, la falta de numerario obligó a autoridades municipales, a jefaturas militares y a comerciantes, mineros y hacendados a emitir piezas de necesidad. De tal forma que de 1913 a 1915 reapareció en México la moneda de necesidad: se acuñaron diversas piezas metálicas en distintos puntos de la República, pero sobre todo se multiplicaron las emisiones de papel. El primero en emitir este tipo de piezas fue Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y caudillo de la lucha antihuertista; quien, a su vez, autorizó a numerosos jefes revolucionarios la emisión de sus propios billetes, vales y cartones para allegarse fondos de campaña.
Las características formales de estos billetes son sumamente variables; existen algunos de gran calidad y otros de burda factura. Las numerosas emisiones y variedades, lejos de resolver el problema monetario de la República, lo complicaron. Estas piezas, a las que el pueblo mexicano denominó genéricamente "bilimbiques", únicamente valían en tanto su emisor ejercía el poder y la autoridad en una determinada región. A la derrota del general Huerta, la situación se complicó con el enfrentamiento entre las distintas facciones revolucionarias. Los "bilimbiques" se devaluaban continuamente; además, aparecieron nuevas emisiones como las del Gobierno Provisional de México emitidas en Veracruz o las de la Convención Revolucionaria de la ciudad de México; la falsificación masiva de estas piezas contribuyó a acrecentar el problema monetario de México y el descrédito del papel moneda.
Conforme se consolidaba el dominio de la facción carrancista, ésta emprendió varios intentos para solucionar el problema monetario del país: el único papel moneda válido sería el emitido por los carrancistas y, para protegerse de las falsificaciones, se ordenó la fabricación de billetes mucho más sofisticados a la American Bank Note Company de Nueva York. Estos billetes se pusieron en circulación en mayo de 1916, en tanto se iniciaba el retiro paulatino de las emisiones anteriores. A estos billetes se les conoce como "infalsificables", pero su destino no fue muy distinto al de las emisiones revolucionarias anteriores, ya que sufrieron una devaluación fulminante y para fines de ese mismo año ya eran inutilizables. Ante estas vicisitudes lo único seguro era la muy rara y escasa moneda metálica, ya que las emisiones de papel únicamente estaban respaldadas por la fuerza de las armas que, si sufrían un descalabro, dejaban en completo desamparo a sus tenedores.
De esta forma, en los últimos meses de 1916, Carranza decretó que se pagara a los trabajadores exclusivamente con moneda metálica, cuya acuñación se reinició en la Casa de Moneda de México. Así, mientras Carranza se consolidaba militarmente, la solución al problema monetario de México se vislumbraba en el horizonte.
La reconstrucción de la República planteaba nuevas problemáticas, una de ellas el establecimiento de un nuevo sistema bancario en el país. En este sentido, el primer paso fue la declaración de quiebra y la liquidación de los antiguos bancos porfirianos y, el segundo, el establecimiento de un nuevo emisor.
En al artículo 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada en febrero de 1917, se establece que el monopolio de la emisión correspondería a un Banco Único bajo control gubernamental; sin embargo, siete años hubieron de transcurrir antes de la fundación de este Banco, que tendría entre sus funciones primordiales la emisión de billete.
El billete del Banco de México
El Banco de México inició sus funciones el 1 de septiembre de 1925, gracias a los esfuerzos presupuestales y de organización del entonces presidente de la República, Plutarco Elías Calles. Entre las funciones del recién fundado Banco Central estaban la emisión y la regulación de la circulación monetaria. Restaurar la confianza de los usuarios en el billete fue uno de los principales problemas que hubo de enfrentar el Banco de México al emitir sus primeras piezas de papel moneda, las cuales fueron, en un principio, de aceptación voluntaria para restaurar paulatinamente el uso y la confianza pública en este medio de pago.
Los primeros billetes del Banco de México fueron impresos por American Bank Note Company de Nueva York (ABNC), en un tamaño de 180 x 83 mm. Esta primera serie (1925-1934) está compuesta por billetes de 5, 10, 20, 50, 100, 500 y 1000 pesos. Posteriormente, de 1936 a 1942, se emitió una segunda serie, transitoria, también fabricada por la casa neoyorquina, pero de un tamaño más reducido (157 x 67 mm.); los billetes de 5 y 10 pesos de esta serie conservaron los diseños anteriores, mientras que en los de 50 y 100 pesos se adoptaron nuevos diseños.
Paralelamente a la serie anterior, se puso en circulación una tercera serie (1936-1978), igualmente impresa por ABNC. Las denominaciones emitidas fueron las de 1, 5, 10, 20, 50, 100, 500, 1000 y 10000 pesos.
En 1969, se abre un nuevo capítulo en la historia del billete mexicano, ya que en ese año inició sus actividades la Fábrica de Billetes del Banco de México. Así, surgió una nueva generación de billetes mexicanos, hecha con el respaldo tecnológico más avanzado de su momento y conforme a diseños, iconografía y concepciones distintas a las prevalecientes hasta entonces. Esta cuarta serie (1969-1991), primera de fabricación nacional, estuvo integrada por billetes de 5, 10, 20, 50, 100, 500, 1000, 2000, 5000, 10000, 20000, 50000 y 100000 pesos.
Con el objetivo de simplificar el manejo de cantidades en moneda nacional, por decreto del 18 de junio de 1992, se creó una nueva unidad del Sistema Monetario de los Estados Unidos Mexicanos, equivalente a mil pesos de la unidad anterior. Para distinguirla de la anterior unidad monetaria a la nueva unidad se le antepuso, transitoriamente, el adjetivo nuevo; el cual se eliminó a partir de 1996. El Banco de México emitió, durante 1992, una nueva serie de billetes en las denominaciones de 10, 20, 50 y 100 en los que aparece el adjetivo "nuevo" antepuesto al nombre de la unidad. Estos billetes se caracterizan por conservar el diseño de los billetes anteriores. A finales de ese mismo año se inició la impresión de otra serie de billetes, también con la leyenda "nuevos pesos", pero con nuevos diseños. Esta serie está integrada por los billetes de 10, 20, 50, 100, 200 y 500, de los cuales los tres primeros miden 129 x 66 mm. y los tres últimos 155 x 66 mm.
Para concluir este proceso, se eliminó el adjetivo "nuevo" en la denominación de la última serie de billetes emitidos por el Banco de México (de 1994 a la fecha). Esta serie conserva los mismos diseños de la anterior, pero ya no se antepone el adjetivo "nuevos" al nombre de la unidad. Existen billetes de 10, 20, 50, 100, 200 y 500 pesos, con las características antes señaladas.
EL DINERO EN LA ACTUALIDAD
Lo que actualmente circula en los países son representativos de dinero, el billete de banco también llamado papel moneda guarda relación con metales nobles y valores depositados en banco de admisión. En aquel tiempo eran el oro y la plata, actualmente debido a cambios de políticas monetarias los valores que respaldan el billete de banco también pueden ser divisas, dinero aceptado internamente, valores estatales y derechos de giro sobre organismos internacionales.
Actualmente el dinero ha perdido su relación y convertibilidad con los metales nobles. El dinero es una mercancía abstracta de la que nadie puede hacer uso directo pero como mercancía esta sujeta a la ley de oferta y demanda. El valor del dinero se mide por un número de bienes que se pueden adquirir con él; el valor del dinero es su poder adquisitivo o sea lo que podemos comprar con él. El dinero tiene mayor valor cuando es escaso y mayor cuando es abundante en relación con los servicios producidos en el mercado.